DE LATAS MADERA Y OLVIDO / Valparaíso - Chile2010 a 2014
La mirada
Valparaíso, un enclave de latas y madera en el eco del olvido. Es el lugar donde este fotógrafo valdiviano se convierte en un flâneur moderno, deambulando sin rumbo fijo, cazando instantes fugaces que revelan la autenticidad de esta bahía única. Su mirada se transforma en la de un director de cine, jugando con ángulos de picado y contrapicado para capturar la esencia de este puerto, que amarra como el hambre. Los espacios se cierran en fachadas de latas y luego se abren, dejando escapar la mirada hacia la lejanía, donde las dunas de Concón se recortan sobre el cielo y el mar.
El puerto
En cada esquina, los infaltables perros deambulan con la misma libertad que los viejos autos, que aún surcan las calles empinadas. La ropa tendida flamea al viento como banderas de antiguos barcos que evocan el esplendor pasado de un comercio pujante, de calles llenas de marineros y de bares donde la bohemia se encontraba junto a una botella de vermut. Estilos arquitectónicos europeos, vestigios de mejores tiempos, conviven con casitas de material barato mientras el aroma a café se mezcla con la brisa marina y asciende por cerros y callejones hacia el cielo. En cada esquina, una historia espera ser capturada por el lente de aquel que sabe apreciar la belleza en lo cotidiano.
Los colores
Aquí, los contrastes son la norma: colores vivos luchan por destacar entre tonos gastados y envejecidos, mientras que el impulso de mantener el maquillaje en una fachada vieja parece desafiar al paso del tiempo. Los murales se han apoderado de los cerros, creciendo como enredaderas en las casas y muros, teniendo una vida propia que existe en una dimensión paralela a la calle, enviando sus mensajes directos o subliminales a través de hermosos dibujos y colores. Celestes con amarillos, verdes con lilas, rojos con turquesas, naranjas con rosados, ocres con lavanda, combinaciones fantásticas que desobedecen todas las reglas de armonía del color y que sin embargo cumplen con la mayor armonía al nutrir este espacio urbano de una atmósfera cromática propia, que conforma la identidad de este puerto. Contrastes también de luz y sombra, donde la luz del mediodía ilumina y hace brillar las casas encumbradas mientras deja en la penumbra azulada y fría las fachadas ensombrecidas que esperarán hasta el siguiente día para recibir algo de calor. Al atardecer, el sol inclinado dibuja el relieve de las fachadas neoclásicas, baña de oro las esculturas y bronces de las plazas, y luego deja una oscuridad húmeda, iluminada por farolitos y luces de neón.
El fotógrafo
Pareciera que el fotógrafo ha capturado, con sus imágenes evocadoras y soñadoras, pero realistas, no solo la luz y el color, sino también el aroma y los sonidos tan propios de este puerto viejo, desvencijado y aún hermoso.
Elisa Cordero Jahr
Académica Escuela de Diseño, Facultad de Arquitectura y Artes, UACh. / Directora de la Revista AUS / Miembro Consejo Escuela de Diseño / Representante VCM FAA / Coordinadora Red de revistas de investigación UACh / Presidenta asociación Chilena del color.