Memento Mori

 MEMENTO MORI   
 (Por lñaki Ceberio de León, Doctor en Filosofía, Universidad Austral de Chile)   

La expresión latina memento mori, nos recuerda la fugacidad de la vida y la presencia ineludible de la muerte. Es al final de la Edad Media con el movimiento filosófico - cultural de las danzas de la muerte, cuando esta expresión cobró un nuevo protagonismo en la reflexión estética tanto de la muerte como de la vida misma. Las danzas de la muerte vienen a simbolizar el fin de la vida, el último arrepentimiento, y la ilusión de lo permanente. Este género, en parte existencial, y en parte estético, gira en torno a una sucesión de imágenes presididas por la muerte que arrastra danzando a personas de toda condición a tal trágico desenlace, y que se representaban en obras de teatro, pinturas (sobre todo en iglesias y ermitas), danzas y procesiones. El desencadenante de este fenómeno cultural fue la peste negra de 1348 que devastó gran parte de la población europea. El hombre medieval se enfrenta cara a cara con la muerte y a partir de este acontecimiento empieza a reflexionar sobre ella y sobre la vida, bajo la idea de que la muerte siempre triunfa, y no se puede escapar a ella. La muerte es la gran socializadora, pues todos mueren independientemente de la condición social y condición moral. A partir de esta reflexión empiezan a surgir los primeros manuales del arte de la vida y el arte de morir , que daban respuesta a esta angustia existencial extrema del hombre enfrentado a la muerte. Para el hombre del final de la Edad Media, el buen morir es consecuencia directa del buen vivir. Por otro lado, las implicaciones que se derivan de la ontología tomista que no admitía la existencia de un alma inmaterial e inmortal, presenta a la muerte como una realidad propia e inmanente . 
El impacto de las danzas de la muerte recayó sobre una nueva concepción de la vida que dejó atrás la concepción medieval de que la vida es un valle de lágrimas. Con el Renacimiento, la vida adquiere otra dimensión ante el memento mori, pues si en cualquier momento vamos a morir, entonces vivamos con la máxima plenitud. El acento existencial recae sobre el cómo vivir, y no morir sin haber vivido, como nos recuerda la letrilla popular del siglo XVI "Vivo sin vivir en mí" y versionada por los poetas del Carmelo en un canto a lo divino. 
El cristianismo entra en juego e instrumentaliza este fenómeno cultural, y el buen vivir será aquel que esté en concordancia con la doctrina cristiana. Principalmente, fueron las órdenes mendicantes quienes representaron este género con sus predicaciones. Otro medio de representación importante fueron los grabados de madera que expresaban la idea de la muerte con bastante realismo. El mensaje tanto de los predicadores como de los grabados se puede resumir en la caducidad de la vida . La idea religiosa transformó la idea de la muerte en moral, en memento mori, creando una estética del horror, de la descomposición humana en su aspecto más macabro, con lo cual ofrecía un mensaje de caducidad y corruptibilidad de la carne, origen de lo pecaminoso e impuro. La calavera será el símbolo por antonomasia de una muerte siempre sonriente que será ensalzada por místicos y artistas, afirmando el futuro común que como seres finitos que somos nos espera pacientemente. En la mística franciscana y carmelitana representa la vida espiritual, la desnudez y el rostro auténtico. 
La presente muestra fotográfica de Rodrigo Torres parte del lema latino Memento Mori para dar cuenta de la muerte y de la memoria. Desde los orígenes de la fotografía, se ha establecido una relación muy estrecha entre muerte y fotografía, donde esta tenía la misión de eternizar por medio de la imagen la memoria de los fallecidos. Hoy en día aún perdura, en cierta forma, la representación de los muertos por medio de la imagen fotográfica para perpetuar su memoria. Sin embargo, en este caso, Rodrigo aborda el lema latino desde varios frentes. En primer lugar, se muestra a una joven tumbada en el suelo sobre un conjunto de cuadrados que representa el juego de la Rayuela, cita que nos indica que la joven representada se encontraba en la edad de jugar. La joven se encuentra vestida y sobre ella reposan fotografías, recuerdos y momentos congelados en el devenir. En la segunda imagen,se produce un fenómeno de descomposición visual al representar a la joven desnuda y cubierta por las fotografías.  En la tercera imagen, lo que quedan son fragmentos  de la joven representada por fotografías. Y en la última imagen, quedan algunas fotografías de familia sacadas de algún album antiguo. El discurso que se establece en la sucesión de imágenes obedece a una descomposición del cuerpo que se traslada a la fotografía. Y al final, es lo único que queda: imágenes y silencio.
En segundo lugar, se establece una reflexión metapoética del lugar que ocupa la fotografía como instrumento de la memoria que vincula acontecimientos puntuales del pasado con el presente. Lo interesante es observar cómo las fotografías nos trascienden, y en cierto sentido, el referente, que en las primeras imágenes adquiere una dimensión emocional, se pierde, pues nosotros también moriremos, y con nuestra muerte, muere el vínculo emocional, para quedar un mero referente, la imagen en sí. Ahora la imagen es un recuerdo vacío. Las imágenes nos perduran; pero no los recuerdos que también se van con nosotros cuando morimos.
Volvemos al Memento Mori, que al igual que en el Renacimiento, nos conduce al Carpe Diem, o vive el instante. De esta manera el instante revive la vida y la muerte, los vivos y los muertos. La fotografía no es más que un instante que cobra sentido para el que la contempla, cayendo tarde o temprano en el olvido. Quisiera acabar con un poema de Alejandro Jodorowky titulado "Las Flores del Cerezo", en alusión a una de las fiestas nacionales del Japón que brinda la belleza de lo efímero, y que fue escrito tras la muerte de su hijo. 
   

Frente a lo eterno lloran las moscas 
sin embargo hasta los dioses son transitorios 
Vanos ruidos las palabras cuando un hijo muere el consuelo no puede darlo la lengua 
Se esfuma un ser bello en medio de un mundo que se esfuma se van los gatos, se van los astros, desaparece el cielo 
El dolor nos hace humanos pero al muerto no le sirve de nada 
El niño sentado dentro del corazón sufre con la boca rellena de silencio 
El gato muerto como el hijo muerto son un trozo más de mi efímera memoria 
Yo disfrazado de gato, de hijo, de hoja seca mientras lloro se me van cayendo los dientes, los cabellos, los amigos 
 Las flores del cerezo a los tres días marchitas nos dejan como legado su perfume.
 
(Alejandro Jodorowky)

"Esta obra fotográfica  esta dedicada a la memoria de mi hija Camila,
fallecida  el 11 de noviembre de 2009 a la edad de 14 años."   
Rodrigo Torres Barriga 
Autor                  
                                                                                                                                                                                                                                                               

Prensa /Memento Mori

Artículos  sobre la obra publicados en prensa nacional.

Premio FIFV 2014

Obra Mement Mori premiada en el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso  2014.

Documental Muerte Súbita

Este documental explora la relación entre la fotografía , la muerte y la memoria a través de los testimonios de un grupo de personas que participaron en este proyecto  en el cual tuvieron que simular su propia muerte.

Memento Mori en México

Exposición realizada en la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey.
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